CONSEJOS

Como dirigirse a una persona sorda

Hablandole de frente, vocalizando pero sin exagerar y, mucho menos sin gritar; no es igual un sordo con todo lo que ello conlleva que un "duro de oido". Muchos sordos solo le entenderán por sus labios. Hable despacio pero sin pausa con palabras sencillas, comunes y sin adornos y aporte con algún gesto o indicación con las manos pero sin dejar de hablar pues la comprensión de lo que diga no depende de entender o dejar de entender una palabra concreta, sino de la suma de algunas palabras captadas de sus labios, de los gestos que haga, de complementos lógicos supuestos para dar coherencia al significado de lo que se supone que comunica y de otros factores como la expresión del rostro, el ambiente, entorno, etc..

Aún así, muchas personas sordas no comprenderán lo que dice por varios motivos. Puede que su vocalización no sea lo suficientemente clara para poder hacer una lectura labial eficiente. Si es este el caso, será necesario que facilite una breve redacción escrita con sintaxis simple, sin giros de frases ni dobles significados. También es posible que su interlocutor no tenga el suficiente nivel de comprensión de lenguaje como para entenderle, en cuyo caso tampoco será de mucha utilidad la ayuda escrita. Si aún con todo la capacidad cognitiva de la persona sorda no admite estos métodos y la importancia del comunicado lo requiere, puede ponerse en contacto con un intérprete de lengua de signos por teléfono (ver apartado de contacto).

De todas formas, el dicho de que no hay peor sordo que el que no quiere oir, resulta un poco incómodo dado el tremendo esfuerzo que necesita una persona sorda para entender lo que le dicen. Más bien, en nuestro caso, queda mejor expresado que no hay peor comunicador que el que no quiere comunicar.
Bajo esta premisa, no cabe duda de que la persona sorda tiene un problema por no poder entender lo que le decimos; pero también es verdad que el comunicante, si no es capaz de comunicar lo que desea y a quien desea tiene otro problema. Por ello, sería una buena decisión ponerse manos a la obra y empezar a conocer la lengua de signos, simplemente por darnos el gustazo de poder hablar con todo el mundo, incluso con los vecinos, amigos, familiares, conocidos o simplemente con la señora que espera el autobús...aunque sean sordos.

(Gilberto Ramos)